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¡Mi perro comió un hueso de pollo! Esto es lo que debes hacer (veterinario responde)

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By Dr. Olivia Speight, BVSc MRCVS (Vet)

puppy eating chicken bone

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Dr. Olivia Speight

BVSc MRCVS (Veterinarian)

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Las consultas veterinarias sobre los pasos a seguir si un perro come huesos de pollo son bastante frecuentes. Los escenarios son variados: tu perro recogió restos de alas de pollo que cayeron al piso mientras cocinabas a la brasa, lo llevaste de paseo y encontró un hueso perdido en un rincón de la calle, o se sirvió un pedazo durante una cena familiar. ¡Caramba! Ok, superaste la frustración de que toda la comida se haya echado a perder. ¿Deberías preocuparte? ¿Qué debes hacer a continuación?

Cada caso es diferente y este artículo no reemplaza los consejos de tu veterinario en relación con tu situación particular, pero te servirá de guía y dará respuesta a algunas de tus preguntas.

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¿Deberías preocuparte?

La gravedad de la situación dependerá del tamaño de tu perro, de la cantidad de huesos que haya comido, y de los problemas de salud que haya tenido o pueda tener en el momento, entre otras cosas.

Los perros son carnívoros; están diseñados para comer carne y huesos, por lo que en principio no debería ser un problema. Pero esto no siempre es el caso. La mayoría de las veces los huesos a los que tiene acceso un perro han sido cocidos. Los huesos cocidos presentan un riesgo un poco mayor que los huesos crudos porque son más frágiles, y si los mastican es probable que se rompan y se conviertan en astillas. El principal peligro con los huesos de pollo, ya sean crudos o cocidos, es que pueden llegar a bloquear el tracto gastrointestinal o incluso perforar el estómago.

Cualquiera de estas dos cosas pueden ocurrir en cualquier lugar entre el esófago (el tubo que conecta la boca con el estómago) y el recto (el tubo por el que se evacúan los desechos), poniendo en riesgo la vida del animal.

¿Qué le ocurrirá a mi perro?

Lo más probable es que tu perro pueda digerir los huesos, pero sufra malestares estomacales que deriven en vómitos o diarrea debido al cambio en la dieta. Algunos perros tienen “estómagos de acero” (¡este no es un término veterinario!) y puede que no tengan ningún problema. Sin embargo, existe la posibilidad de que manifieste algunos efectos secundarios graves, por lo que debes estar atento.

Si tu perro está tomando algún medicamento (sobre todo protectores gástricos, que reducen el pH del estómago) o si tiene un problema de salud subyacente, su digestión podría verse afectada, por lo que se recomienda llamar al veterinario.

Perro peludo tumbado.
foto por: Zbigniew Bielecki, Pexels

¿Se puede hacer algo?

Ante complicaciones leves como vómitos o diarrea, se puede recurrir al tratamiento de apoyo, como una dieta blanda. En algunas ocasiones el veterinario te recetará medicamentos. En estos casos, donde existe el riesgo de un bloqueo intestinal, debes tener mucho cuidado con los vómitos. En todo caso, si tu perro vomita (o intenta vomitar) más de una vez deberías hablar con un veterinario.

Además, el perro podría desarrollar pancreatitis, una inflamación dolorosa del páncreas que puede darse por un cambio brusco en la dieta o una comida alta en grasas o azúcar. Muchos perros necesitan ser hospitalizados y recibir tratamiento como suero intravenoso para recuperarse.

Otra posible complicación seria es la dilatación gástrica, que puede derivar en una torsión gástrica, también conocida como síndrome de dilatación-torsión del estómago. Esto pone en riesgo la vida del perro, y requiere una cirugía de emergencia. Los perros grandes como el gran danés o el mastín son más propensos a desarrollar este problema, pero es algo que puede ocurrirle a cualquier perro.

En los casos más severos donde hay un bloqueo o perforación del tracto gastrointestinal, tu perro podría necesitar cirugía, hospitalización y cuidados intensivos. La recuperación será larga, y, aun así, el desenlace podría ser devastador.

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Mi perro acaba de comerse un hueso de pollo. ¿Qué hago?

Lo mejor es que llames a tu veterinario y sigas sus recomendaciones, de esta forma estará preparado para atender a tu perro lo mejor posible en caso de emergencia o cualquier complicación.

Seguramente habrás escuchado que en casos donde un perro come algo que no debe (chocolate o algún otro alimento tóxico, por ejemplo) el veterinario puede darle medicamentos para inducir el vómito. Sin embargo, en el caso de los huesos de pollo esto no se recomienda (NUNCA intentes hacerlo tú mismo en casa, ya que es muy peligroso). La razón es porque no sabemos si los huesos fueron masticados o se rompieron al tragarlos, y cualquier borde filoso podría provocar daños irreparables al regresar a través del tracto.

En perros de tamaño medio-grande sin problemas de salud aconsejamos lo siguiente:

  • No le quites la comida, dale pequeñas cantidades en intervalos cortos. Es fácil pensar que si ha comido más cantidad, o algo diferente a lo de siempre, no necesitará comer durante un tiempo. Pero en estos casos lo mejor es darle poca comida y con mucha frecuencia; puedes darle su comida habitual u optar por algo más bien blando o húmedo. La idea es estimular la digestión de tu perro para que los huesos en el estómago se descompongan. Otro beneficio de hacer esto es que la comida debería “acolchonar” los huesos en el estómago, protegiendo a este último de cualquier astilla a medida que ocurre la digestión.
  • Permítele a tu perro realizar ejercicio suave. Tampoco lo pongas a correr, pero el ejercicio liviano (como una caminata corta) ayuda a estimular la digestión.
  • Asegúrate de que esté siempre bien hidratado. Brindarle acceso a una fuente de agua fresca es importante. Puedes agregar agua a su comida para incrementar el consumo o pasar de comida seca a comida húmeda. La deshidratación por sí misma afecta negativamente a la digestión, además de tener otros efectos negativos.
  • Observa las heces de tu perro. Si tu perro tiene vómitos o diarrea lo sabrás de inmediato. También es fundamental asegurarse de que el perro vaya de cuerpo (o haga de vientre), ya que de no ser así podría deberse a un bloqueo y deberás acudir al veterinario cuanto antes.

Si tu perro muestra cualquiera de los siguientes síntomas, contacta al veterinario con urgencia:

  • Vomita más de una vez
  • Se niega a comer o beber
  • Muestra signos de dolor abdominal (se estira o se sienta en una posición encorvada)
  • Tiene el abdomen tenso o inflamado
  • No defeca
  • Letargo (está muy tranquilo, o actúa raro)
  • Tos/arcadas

En caso de que el perro sea particularmente viejo o joven, tenga algún problema de salud o esté tomando algún medicamento, debes hablar con el veterinario.

Este podría recomendar una radiografía (la utilidad de este procedimiento depende de los tiempos de acción y de cada caso particular). Si tu perro muestra signos compatibles con un bloqueo, una radiografía podría ayudar a diagnosticarlo y a determinar la ubicación de los huesos dentro del tracto intestinal.

Si tu perro acaba de comer un hueso y no muestra ningún síntoma, entonces una radiografía no será muy útil, como confirmará la presencia de huesos en su estómago, pero no te dará tranquilidad o indicio alguno de si las cosas se complicarán en los próximos días. Si el perro tose o tiene arcadas después de comer, una radiografía puede servir para determinar si los huesos están atorados o atascados en la garganta o más abajo en el esófago.

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¿Qué debo hacer si no estoy seguro de que se lo haya comido?

En este caso el consejo es el mismo. Vigila a tu perro y ante cualquier síntoma o duda contacta a tu veterinario.

¿Importa cuántos huesos haya comido?

A pesar de que incluso uno puede ser demasiado, mientras más huesos haya consumido, mayor será el riesgo de que haya complicaciones. Sin embargo, eso no significa que puedas estar tranquilo si solo se ha comido uno.

Perro blanco y marróncon un hueso en su boca.
foto por: wanida tubtawee, Shutterstock

¿Qué se puede hacer para reducir el riesgo?

La mejor forma de reducir y evitar el riesgo es asegurarse de que tu mascota no tenga acceso a ningún hueso. Esto implica no permitirle a miembros de la familia o amigos dejar huesos en platos a una altura peligrosa, y asegurarse de que los cestos de basura tengan seguros para mascotas para que no pueda buscar en la bolsa. Si tienes niños pequeños, es importante establecer reglas claras con respecto a darle bocaditos al perro. ¡Ten en cuenta que los libros y los dibujos animados nos enseñan que los perros comen huesos!

Si tienes un perro habilidoso a la hora de encontrar cosas que no debería, mantenlo alejado de las áreas donde se prepara comida, o cualquier lugar donde pueda meterse en problemas.

Algunos perros hurgan en la basura y otros sitios cuando salen a pasear. Si este es tu caso, debes llevarlo con una correa, o ponerle un bozal en casos extremos. Si tienes que recurrir al uso de un bozal, lo mejor es optar por un bozal canasta, ya que esto le permite al perro jadear y beber agua. También debes acostumbrarlo al bozal primero.

Si en cualquier momento te preocupa que tu perro pueda haber comido algo que no debe, o si está actuando raro, por favor contacta a tu veterinario de forma inmediata. Mientras antes se detecte y se trate el problema, mejor será el desenlace tanto para ti como para tu mascota.


Destacado foto por: thka, Shutterstock

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